La relación entre la depresión y la obesidad en adultos mayores

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¿Le gustaría que sus abuelos se mantengan jóvenes el mayor tiempo posible? Entonces, cuide por su bienestar psicológico y fisiológico, ya que es una de las categorías de la gente más vulnerables. Pueden ofenderse fácilmente y empiezan a comer alimentos sabrosos (pero a menudo poco saludables) para aliviar su estrés. No les queda energía para hacer ejercicio extra y tienden a la obesidad.

Las personas mayores tienen entre 2 y 2,5 veces más probabilidades de padecer sobrepeso que los menores de 25 años. La acumulación de tejido adiposo continúa hasta la edad de 55-60 años en los hombres y 65-75 años en las mujeres. Si la obesidad ni se previene ni se trata a tiempo, se corre el riesgo de desarrollar un gran número de comorbilidades. Veamos las causas más comunes de la obesidad. 

Causas fisiológicas de la obesidad en personas mayores

Éste es el grupo más obvio de razones por las que las personas mayores tienen sobrepeso. La mala alimentación, el sedentarismo y los cambios hormonales influyen negativamente en el estado físico general de las personas mayores. 

Hábitos alimentarios poco saludables 

Esta es una de las principales causas de obesidad en la vejez. Una nutrición inadecuada reduce el metabolismo, que ya se ralentiza con la edad. Las grasas y los hidratos de carbono no se convierten en energía como en la juventud, sino que empiezan a almacenarse en forma de depósitos grasos. 

A medida que el cuerpo envejece, el estómago empieza a funcionar peor, reduciéndose la producción de ácido, lo que hace que los alimentos sean menos digeribles. El envejecimiento reduce la función de órganos como el hígado, los riñones y el páncreas, lo que también provoca un mal procesamiento de los alimentos consumidos. El consumo excesivo de alimentos hipercalóricos conduce al sobrepeso y, como consecuencia, a la obesidad y al aumento de peso por acumulación de grasa.

Reducción de la actividad física 

Éste es, sin duda, uno de los factores que llevan a las personas mayores a ganar un exceso de peso corporal. La reducción del gasto energético combinada con una mayor ingesta calórica contribuye a la acumulación de masa grasa. En la vejez, la frase “coma menos, muévase más” debe tomarse como base para un estilo de vida saludable sin un aumento excesivo de peso.

Cambios hormonales 

Los cambios hormonales acompañan a las personas en las distintas etapas del envejecimiento. En el caso de la mujer, a partir de los 50 años entra en la menopausia y experimenta drásticos cambios hormonales. En esta fase del envejecimiento, las mujeres mayores empiezan a engordar rápidamente, aunque cuidan su dieta y hacen ejercicio. El sistema endocrino empieza a funcionar mal, lo que también conduce a la acumulación de un exceso de masa grasa.

Los hombres a partir de los 60 años también pueden experimentar cambios hormonales asociados a niveles más bajos de testosterona. Esto resulta en un aumento del tejido adiposo, lo que provoca malestar psicológico, que a su vez provoca “atracones” de emociones negativas y más aumento de peso y obesidad.

Obesidad en la depresión 

Los factores psicológicos están estrechamente relacionados con los malos hábitos alimentarios. Si una persona mayor está estresada, deprimida o se siente sola, puede empezar a alimentar su estado emocional negativo. A veces, las personas mayores sienten que lo único que puede hacerles felices en la vida es una comida sabrosa.  

Mucha gente, al darse cuenta de que la vejez llama a su puerta, empieza a comer sin restricciones, pensando en el poco tiempo que les queda para comer las cosas que tanto les gustan. Por ejemplo, un hombre, tras cruzar el umbral de los 60, a pesar de múltiples enfermedades crónicas y de la prohibición de comer carne ahumada, dice: “Puede que me queden unos años de vida, no voy a negarme el placer de comer este pollo ahumado”.

Algunas personas mayores, por el contrario, se alimentan de forma incorrecta, consumiendo alimentos ricos en calorías y carbohidratos, gracias a su mejor calidad de vida. Tras haber sobrevivido a los años de hambre en su juventud negándose a todo, en la vejez empiezan a recuperar el tiempo perdido. Esto conduce inevitablemente a un aumento de peso por acumulación de grasa.

Puede ocurrir que las mujeres que hicieron dieta cuando eran jóvenes y cuidaban su figura, dejen de hacerlo cuando son mayores. Piensan que a la gente que les rodea no le importa su aspecto y empiezan a abusar de la comida. Esto no sólo contribuye al aumento de peso, sino que, con el cambio de hábitos alimentarios, su metabolismo se descontrola. Esto, a su vez, también conduce a la obesidad.

En todos estos casos, la comida es tan psicológicamente adictiva para las personas mayores como el alcohol, el tabaco o las drogas.

Depresión en la obesidad 

Hasta ahora nos hemos centrado principalmente en el hecho de que la depresión y sus síntomas pueden provocar aumento de peso y obesidad. Pero también debemos recordar que la obesidad puede hacernos sufrir de depresión. Es una realidad, y es un factor que tenemos que asumir en la relación entre depresión y obesidad.

Cualquier persona con sobrepeso u obesidad suele tener que enfrentarse a diario al juicio y la crítica de los demás. Al no tener un modelo corporal socialmente aceptado, a menudo son víctimas de juicios e incluso abusos. Las personas mayores en general están indefensas y se convierten en blanco fácil de las burlas. 

Saber que una persona no es aceptada sólo por su físico es un factor importante que explica por qué podemos sufrir depresión. Aunque una persona mayor se acepte cómo es y se sienta bien consigo misma, las críticas de sus seres queridos pueden afectar gravemente a su autoestima. 

Si una persona mayor con sobrepeso u obesa se siente rechazada, criticada e insultada, se retrae y no quiere cambiar nada. Todo lo relacionado con la obesidad puede hacer que quien la padece caiga en una depresión profunda. No hay nada más doloroso que dudar de uno mismo, y esto se consigue mediante el juicio, o más bien el prejuicio, de los demás. La gordofobia puede causar un gran daño al sumir a las personas en la depresión y la miseria. 

Complicaciones de la obesidad en los ancianos

En el pasado, en algunas poblaciones, el sobrepeso era signo de una vida próspera y acomodada. Pero, como demuestra la práctica médica, la obesidad, los rasgos faciales redondeados y la papada no son signos de salud. Las personas mayores con sobrepeso padecen muchas de las enfermedades asociadas a la obesidad:

  • enfermedades de las articulaciones;
  • trastornos musculoesqueléticos;
  • enfermedades del corazón;
  • trastornos metabólicos;
  • atherosclerosis;
  • diabetes mellitus;
  • hipertensión;
  • enfermedades estomacales, renales, hepáticas;
  • enfermedades oncológicas;
  • varices;
  • trastornos endocrinos;
  • trastornos respiratorios

 

La obesidad en la vejez se complica por la presencia de enfermedades crónicas, lo que las agrava y dificulta el tratamiento y las medidas preventivas. A los familiares les resulta más difícil cuidar de una persona mayor obesa.

Opciones de tratamiento 

El tratamiento de la obesidad en la vejez es imprescindible. Lo primero que puede ayudar a los pacientes con sobrepeso es una dieta dirigida a limitar los alimentos ricos en grasas complejas. También es necesario limitar la ingesta de hidratos de carbono de digestión fácil, normalizar el peso corporal y potenciar los procesos metabólicos. 

Se aconseja a las personas mayores obesas que aumenten el ejercicio y la actividad. Es importante evitar el estrés y, en su defecto, tomar medicación que ayude a controlar la ansiedad.

En el tratamiento de un paciente anciano con obesidad intervienen varios especialistas: un endocrinólogo, un nutricionista, un psicólogo y un psicoterapeuta. El papel más importante en el tratamiento lo desempeña el propio paciente anciano, su actitud y el control sobre su estado. Los métodos no implican el uso de medicación agresiva, pero si se siguen todas las recomendaciones de los médicos, el paciente podrá obtener buenos resultados.

Los tratamientos farmacológicos de la obesidad en la vejez incluyen medicamentos de origen natural y sintético.

La forma más radical de tratar la obesidad en la vejez es la cirugía. También, cirugías como la liposucción pertenece al ámbito de la cirugía plástica y sólo tienen un efecto cosmético y no ayudan en la lucha contra la obesidad. El tratamiento quirúrgico de la obesidad es un proceso mediante el cual se altera la capacidad del estómago para reducir el volumen y la frecuencia de los alimentos ingeridos.

Prevención

Para evitar el sobrepeso, hay que seguirse las siguientes pautas: 

  • Hacer ejercicios: piscina, fitness, yoga, senderismo y ciclismo; 
  • Revisiones periódicas con su médico; 
  • Revisiones médicas regulares; 
  • Hábitos regulares de consumo de agua;
  • Una dieta equilibrada;
  • Un entorno psicológico sano en la familia. Las personas mayores no deben sentirse solas, aisladas y apartadas de la sociedad;
  • Regulación del régimen potable. El consumo de agua limpia ayuda a restablecer el metabolismo, que tiene lugar en el medio acuático. Es útil tomar bebidas como infusiones de hierbas, té verde, zumo recién exprimido y agua.

Es esencial hacer ejercicio, caminar y acudir al médico. Pero siempre hay que empezar la lucha contra el peso con la nutrición. Un menú adecuado puede ayudar a reducir las calorías sin estrés o hambre constante. Es importante tener en cuenta que las personas mayores son más difíciles de complacer: los gustos cambian con la edad. Además, no siempre es posible ofrecer un menú variado y de calidad en casa. La pérdida sistemática de peso con comidas sabrosas y bajas en calorías es el primer paso hacia una vejez sana y feliz. 

Conclusión

Las personas mayores nunca deben perder peso de forma brusca. Un método tan estresante no se justifica en absoluto para un cuerpo que no rejuvenece. 

Cualquier pérdida de peso debe hacerse de forma suave y cuidadosa, perdiendo peso en incrementos de 500-600 gramos por semana. En un mes el paciente perderá unos 3-4 kilos, en 4 meses perderá 15 kilos sin tener que renunciar a su vida cómoda. 

Es importante evitar las fluctuaciones de peso: “adelgazar – engordar – volver a adelgazar”.  La situación así tiene un efecto negativo en el sistema cardiovascular, que a su vez afecta al páncreas. Es necesario consumir alimentos buenos para la vida y no hay que limitarse críticamente en cuanto a proteínas, grasas o hidratos de carbono. La pérdida de peso debe conseguirse de forma que la actividad física se mantenga en un nivel normal y el peso se mantenga dentro de los parámetros individuales del paciente, por lo que es obligatorio consultar a un endocrino, un dietista y un geriatra.