Subido en el suroeste de la Península Ibérica, Portugal se volcó en el ilimitado Océano Atlántico como única salida al planeta. Ahora en 1341, los marineros portugueses hicieron sus primeras incursiones en las tentadoras aguas que se encontraban alén de sus costas, explorando las Islas Canarias frente a la costa noroeste de África.
Su contrincante, España, acabaría conquistando las Canarias, pero los portugueses ahora se habían hecho con el beneficio global en cuanto a construcción naval, navegación y elaboración de mapas. Poco una vez que comenzara el siglo XV, Portugal, bajo el ambicioso rey Juan I, dirigió su mirada hacia Marruecos, el bastión musulmán visto como la puerta de entrada al oro, las especias y otras riquezas incalculables de África y mucho más allí.
La atrapa de Ceuta y el impacto de Enrique el Navegante
En 1415, una flota portuguesa cruzó el estrecho de Gibraltar y atrapó el puerto marroquí de Ceuta, fuertemente fortificado, anunciando la llegada de Portugal a la escena mundial. En las décadas siguientes, el hijo de Juan, el príncipe Enrique el Navegante, financió varias expediciones durante la costa occidental de África, con el propósito de dar a conocer el cristianismo y enriquecer a Portugal con las ventajas del oro, las condimentas y los esclavos. A la desaparición de Enrique, en 1460, los marineros y colonos portugueses habían llegado hasta la presente Sierra Leona y habían formado colonias activas en las islas de Porto Santurrón, Madeira y las Azores.
El impulso de la exploración marítima portuguesa redujo un tanto tras la desaparición de Enrique, pero volvería a cobrar fuerza bajo el gobierno de su sobrino nieto, el rey Juan II. En 1487, con la misión de localizar una ruta marítima de Portugal a la India, Bartolomeu Días dirigió el primer viaje marítimo de manera exitosa al radical sur de África, rodeando el Cabo de Buena Esperanza y explorando a lo largo de unos días antes de regresar.
Cristóbal Colón y el Tratado de Tordesillas
De vuelta a Lisboa a fines de 1488, el navegante genovés Cristóbal Colón se encontraba entre el público mientras Días compartía las historias de su histórico viaje con la corte de Juan. Colón, que recibió su formación en navegación en Lisboa y había estado casado con una portuguesa, procuró interesar a Juan en su propia propuesta de encontrar las Indias, ricas en recursos, navegando hacia el oeste. Pero el rey portugués rechazó la iniciativa, por lo que Colón debió buscar el apoyo de los monarcas oponentes de Juan, Isabel y Fernando de España.
En 1494, el año después de que Colón hiciera su regreso triunfal a Europa tras llegar a eso que el día de hoy son las Bahamas, Cuba, Haití y la República Dominicana, los negociadores de Portugal y España se reunieron en una pequeña localidad española para repartirse el control de lo que llamaban el «Nuevo Planeta».
Según el Tratado de Tordesillas, se trazó una línea vertical a través del océano Atlántico a unas 345 millas al oeste de las islas de Cabo Verde, situadas en frente de la costa nordoeste de África y controladas en aquel momento por Portugal. España demandó todas las tierras al oeste de la línea; Portugal todas y cada una de las tierras al este, introduciendo la costa de Brasil, que en ese momento aún no había sido oficialmente «descubierta». (El explorador portugués Pedro Álvares Cabral llegaría a Brasil en 1500, lo que llevó a los historiadores a especular que, en verdad, Portugal ahora conocía su existencia por una expedición anterior, y había empleado ese conocimiento para ampliar los límites del tratado hacia el oeste).
Si bien España y Portugal respetaron en gran medida el Tratado de Tordesillas, otras potencias de europa -incluidas Gran Bretaña, Francia y los Países Bajos- lo ignoraron en adelante. Además, el tratado ignoró completamente hasta 50 millones de personas que vivían en América y que padecerían las devastadoras consecuencias de la expansión europea.
Vasco da Gama llega a la India
En 1497, Vasco da Gama dirigió 4 naves y casi 170 tripulantes por la ruta que había seguido Días, esta vez virando aún más hacia el sur del Atlántico para coger las corrientes favorables necesarias para pasar el Cabo de Buena Esperanza. Acosados por el hambre, el escorbuto y otros riesgos del viaje, navegaron por la costa oriental de África, parando en Mozambique y otros puertos de la actual Kenia. Con el apoyo de un navegante local, da Gama y sus navíos consiguieron atravesar el Océano Índico y llegar a Calicut (India) en mayo de 1498.
El éxito de da Gama abrió la primera ruta fluvial a la India desde Europa, allanando el sendero a una nueva era de comercio global y colonialismo. En expediciones siguientes, da Gama y otros establecieron una red portuguesa de puestos comerciales y fortalezas en el este de África y la India, usando la fuerza despiadado contra las poblaciones musulmanas y también hindúes locales en el momento en que lo consideraron oportuno. El puerto de Lisboa pronto se llenó de barcos que transportaban especias tan preciadas como la canela, el jengibre, la pimienta negra y el azafrán, aparte de otras mercancías hermosas.
La Edad de Oro de Portugal se acerca a su fin
A principios del siglo XVI, Portugal era la nación mucho más próspera de todo el mundo, gracias a sus hazañas de navegación, exploración y conquista. Desde la India, sus barcos avanzaron hacia el este, llegando a las Islas de las Especias (Indonesia) en 1512 y a China en 1514.
Unos años más tarde, el marino y navegante Fernão de Magalhães (anglicismo «Magallanes») ha propuesto tomar una ruta hacia el oeste para llegar a las Islas de las Condimentas, cerca de la punta de Sudamérica. Una vez que el rey portugués Manuel I lo rechazara, Magallanes (como Colón antes que él) se dirigió a España.
Magallanes murió en Filipinas, pero uno de sus navíos regresó a España en 1522, completando el histórico esfuerzo de circunnavegación del globo y marcando el principio del fin del dominio portugués de los mares.